Cada vez es más común ver por doquier a las personas que gozan del mundo azucarado, (con ello me refiero a los Sugar daddies, Sugar Mummies y Sugar babies), pero en realidad la cuestión es, ¿Por qué es cada vez más aceptado? Parece ser que los típicos estereotipos de una relación convencional ya no son del agrado popular, se rompió el molde de las relaciones de “manita sudada”.
El cortejo, el compromiso, o tal vez, simplemente se llegó a la conclusión colectiva de que era necesario crear un nuevo tipo de relaciones románticas, más modernas de acuerdo con los tiempos apresurados de la actualidad.
Lo único seguro aquí es que los tiempos han cambiado, y con ello por supuesto, las ideas. Los avances sociales a lo largo de la historia han abierto las pautas a ideas más progresistas en donde tanto mujeres como hombres tienen el derecho de opinar por igual, nadie es más ni menos, por lo tanto, los valores se han adaptado también a los nuevos tipos de vida más equitativa.
Ahora una mujer puede exigir tanto como un hombre, puede expresarse con libertad sin ser juzgada o menospreciada, claro, aún hay excepciones, no vivimos en una burbuja rosa, pero cada vez es más aceptada la libertad de expresión; una mujer ahora puede hacer cosas que antes eran consideradas exclusivas para el sexo masculino, y viceversa, ahora un hombre puede hacer cosas que antes eran exclusivas para las mujeres.
Incluso, actualmente hay hombres que se quedan en casa, cuidando de los hijos y el hogar y es la mujer quien se va a trabajar, se invierten los papeles, el juego de roles cambia por completo, y esto hace que funcione la convivencia y la economía familiar, puede que ella gane más dinero que él y por eso llegan a tal acuerdo.
Claro, aún sigue habiendo mucha gente que vive con las ideas caducadas de los roles masculinos y femeninos, lo que “debería ser” según épocas pasadas.
Con situaciones así, se rompe cada vez más el tabú de lo que un hombre y una mujer deberían o no hacer, y se va dando más cabida a la libertad de decidir por lo que quieres y no por lo que la sociedad te imponga según los conceptos de unos cuantos. Todo esto nos lleva a un tema peculiar: el mundo azucarado.
Las mujeres y hombres que deciden ser parte de esta tendencia tienen sus razones muy claras, y en cada situación hay una historia detrás, motivos más, motivos menos, son los que llevan a alguien a tomar decisiones que podrían cambiarle la vida para bien, como lo ha sido para la mayoría de las chicas o chicos que se han dado la oportunidad de optar por un patrocinador.
Otro aspecto que posiblemente ha dado entrada a las relaciones de azúcar sea que como actualmente en el mundo empresarial y laboral impera la regla de la competitividad, las personas se ven casi orilladas, por así decirlo, a trabajar y a esforzarse mucho para asegurar sus puestos laborales o sus negocios, por lo tanto, no dejan mucho tiempo libre para las relaciones interpersonales.
El tiempo que tienen libre lo aprovechan en otras cosas, por ello el auge de las redes sociales, donde desde la comodidad de la casa u oficina pueden conectarse las personas sin mucho esfuerzo, conocer gente, ahorrando tiempo de salir a la calle y llevar a cabo una laboriosa búsqueda de “objetivos” por conocer y sin rodeos.
Conocer gente en internet, básicamente se has convertido en una necesidad, ha revolucionado nuestro modo de interactuar debido a nuestras aceleradas vidas laborales o escolares, no es un aspecto negativo como muchos lo pintan, siempre y cuando no perdamos el aspecto “face to face”, podemos aprovechar las herramientas de internet para ahorrar tiempo en conocer a la persona ideal con la que queremos compartir una relación, pero llevarlo a cabo es el reto principal.
A lo largo del mundo se vislumbra el mismo escenario, gente con poco tiempo para conocer personas, optan por el internet, buscan algo especifico, lo llevan a cabo y así satisfacen la natural necesidad de convivir con otros, o también, están los dorados y envidiables casos de personas que simplemente por gusto, quieren ahorrarse las molestias de salir de casa pudiendo conocer personas cómodamente y tomándose el tiempo desde las apps de encontrar a la persona adecuada.
Hay personas que ya están jubiladas o que sus trabajos les permiten disponer de su tiempo libremente, ¡Qué envidia! Bueno, cada persona tiene sus razones del porqué usan tal o cual método para conocer gente afín.
Quienes se dan la oportunidad de disfrutar de una relación azucarada, normalmente coinciden en que les es más agradable una relación de este estilo porque no se atan a un compromiso forzoso y molesto, sienten la libertad de ser quienes son sin tener que fingir ser quienes no son, pueden hacer sus actividades cotidianamente sin dar explicaciones a nadie.
El hecho de poder gozar de sus tiempos sin limitaciones, se ahorran el cortejo, ahorran tiempo al inicio de la relación, pueden ser más claros al momento de pedir lo que quieren de la relación, llegan a los acuerdos más fácilmente, y un sinfín de beneficios que han encontrado en las relaciones de azúcar.
Algunas de las experiencias que nos han compartido: “...John ha sido una persona muy importante en mi vida ya que financió parte de mi carrera profesional y luego me dio el dinero que necesitaba para abrir mi propia boutique y ese fue el inicio, afortunadamente ya tengo más sucursales en otros sitios, soy mi propia jefa.
A él lo conocí en la universidad, cuando en un evento universitario se invitó a varios empresarios locales a dar una cátedra sobre las microempresas y macroempresas, fue como muy inesperado, pero ambos quedamos flechados y así empezamos la relación, él ya tenía experiencia en este sentido, para mí fue el primero.
Y el último SD en realidad; pero si me lo preguntan, no me arrepiento de nada, he llegado a pensar que sin él, me habría costado muchísimo lograr lo que logré en poco tiempo, él fue sin duda, una pieza clave de mi éxito personal y profesional.
Viví los mejores momentos con él, conocí nuevos lugares, nuevas experiencias, incluso aprendí a darme mi propio valor como persona, era muy insegura antes de conocerlo a él, pero aprendí que cuando deseas algo debes confiar en ti misma, que no importa si una persona te ayuda a alcanzar tus sueños, ello no desmerita tu logro; puedes usar los medios necesarios para alcanzar tus metas, siempre y cuando no pierdas el objetivo, y en el trayecto, puedes disfrutar también, no es cierto que hay que sufrir para merecer....” (Karla, 33 años).
“...Cuando me divorcié intenté otros modos de relaciones poco convencionales que fueran más agradables y con menos presión, antes no se le denominaba como ahora lo hacen; conocí a muchas chicas así la he pasado muy bien en estos años anteriores y aun en la actualidad.
Es muy grato para mi poder disfrutar de mi tiempo con chicas más jóvenes que yo, son muy hermosas todas y me llenan de vitalidad, me siento muy a gusto con las chicas jóvenes, me ha parecido el mejor tipo de relaciones en la vida, no hay reclamos de ningún tipo, no tienes que dar explicaciones jamás, te puedes tomar el tiempo necesario entre cada encuentro sin tener que cumplir con una agenda apretada a contra reloj.
De las chicas que recuerdo tengo muy bellos recuerdos, he ayudado a muchas chicas con sus necesidades, y ambos salimos ganando siempre. No sé qué será de todas ellas actualmente, pero de lo último que recuerdo, es que todas tenían sus proyectos, y fui parte de ellos, ha sido agradable poder ayudarlas a lograrlos, así como ellas me ayudaron a pasar momentos mágicos.
No estoy seguro si en algún momento volveré a tener una relación formal con una mujer, tal vez, no lo sé, pero lo que sé es que disfruto mucho sí, de este modo, y no lo cambio por nada, hoy por hoy soy un orgulloso Sugar daddy, y me encanta...” (Marco, 58 años).
“...una vez que entras en este juego comprendes muchas cosas que antes no entendías; yo por ejemplo, tenía amigos que presumían sus hazañas con las señoras mayores, presumían de lo bien que la pasaban con ellas, y sus beneficios, pero siempre me pareció algo de mal gusto, pensaba que no era correcto que un chico se involucrara con una mujer mayor por su dinero, que no era correcto en ninguna circunstancia cuando una mujer le da dinero a un hombre, pero eso lo creía porque estaba equivocado en mis conceptos.
Afortunadamente expandí mis horizontes, me di la oportunidad de experimentarlo, me atreví a llevar una relación de este tipo; era universitario aún, y llegó un momento en que me vi en la necesidad de encontrar otra fuente de ingresos.
Me fui de intercambio a otro país, por parte de la universidad, y estando allá en Australia, todo iba bien, el inconveniente era que la beca no cubría algunos gastos que necesitaba hacer, entonces busqué un empleo, pero como allá solo te permiten trabajar cierto número de horas a la semana en caso de ser estudiante, pues me vi limitado, pero para mí grandiosa suerte, conocí a Sarah.
Ella era una mujer independiente, empresaria, con mucho dinero, era un sueño para cualquier hombre, aparte de muy bonita, era inteligente, una mujer excepcional.
Nos conocimos en el restaurante donde yo trabajaba como mesero, por alguna razón ella notó mi situación, no sé si me había estado observando, no tengo idea, pero se acercó para hacerme platica, y entre tanto y tanto, empezamos a salir, y se ofreció a apoyarme a solventar los gastos que me hacía falta cubrir, yo de inmediato le dije que no era necesario, pero ella me explicó sobre este tipo de relaciones, yo ignoraba por completo, entonces fue cuando me cayó el veinte de las cosas de las que alardeaban mis amigos, ¡se referían a esto!
No me quise ver muy cerrado y acepté, y la verdad es que en mi experiencia personal fue muy agradable poder experimentarlo. No sé qué habría pasado de no aceptar la ayuda de Sarah, aparte que aprendí muchísimo de ella, actualmente aún nos saludamos de vez en cuando por el chat, siempre la tendré en una estima muy alta...” (Darío, 30 años)
“...Soy una mujer adulta, tengo mi propia empresa, aparte de la herencia que me dejó mi esposo por nuestro divorcio, puedo gozar de mi vida ya, como más me plazca, puedo decir que he hecho de todo y aún sigo buscando nuevos retos, nuevas aventuras, no me cierro a nada.
Mis hijos ya están grandes y ya son independientes, vivo sola pero casi nunca estoy en mi casa porque me la paso viajando, me gusta mucho conocer nuevos lugares, cualquier persona que me conoce sabe que soy aventurera y no puedo estar quieta en el mismo sitio por tanto tiempo; dentro de mis aventuras puedo decir que me doy el lujo de pasar mi tiempo siempre con jóvenes, chicos menores que yo, son una gran compañía y disfruto mucho de su compañía, aunque suene irónico, aprendo mucho de ellos, ya que somos de distintas épocas, tanto ellos como yo tenemos mucho de qué hablar y muchas cosas que enseñarnos.
Las personas que son cercanas a mi saben de esto, no he sido una mujer hipócrita nunca, no me gusta la idea de tener una doble vida, o una doble moral, eso no es para mí, creo que cuando ya has trabajado duro en la vida y ya has ganado muchas batallas tienes el derecho y la libertad de ser tu misma, limitarse por el “qué dirán” es algo viejo, absurdo y sin sentido.
Me considero exitosa y muy guapa para la edad que tengo, así que hago uso de mis virtudes banales; actualmente tengo un SB esplendido, lo quiero mucho, es muy especial para mi, no es el primero, pero él es especialmente único, nos conocimos hace ya un año, y nuestra relación sigue tan fresca como el primer día; me hace sentir bien saber que puedo apoyarle con las cosas que necesita, ya está por graduarse este año y es motivo de celebración para los dos, yo también he sido parte de ese triunfo...” (Beatriz, 47 años).
Los cuatro testimonios anteriores son solo una mínima pizca dentro de un puñado de experiencias que se dan a nivel mundial, las razones sobran, pero todos coinciden en que lo volverían a hacer, vale la pena llevar una relación libre y feliz con una persona. ¡A qué esperas tú para atreverte!